«Lo que se requiere es un equilibrio exquisito entre dos necesidades en conflicto: por una parte el mayor escepticismo de todas las hipótesis que nos ofrecen, y por la otra una gran apertura a nuevas ideas; si sólo eres escéptico, nunca obtienes nuevo conocimiento, pero si eres demasiado abierto, al punto de la ingenuidad, y no tienes ni una onza de escepticismo, no serás capaz de distinguir las buenas ideas de las inútiles».- Carl Sagan
«Una lección central de la ciencia es que para entender asuntos complejos (incluso simples), debemos liberar nuestra mente de cualquier tipo de dogma, y garantizar la libertad para contradecir y experimentar. Argumentos en base a autoridad son inaceptables».- Carl Sagan
Nuestra salud depende de tener la información correcta. Paradójicamente, pocos ámbitos de la ciencia son tan controvertidos y ofrecen información tan contradictoria como todo lo relativo a nutrición y entrenamiento físico. Y por supuesto no ayuda que la gente en general tiene muy poco interés por los resultados reales de las investigaciones; sus opiniones, si se pueden llamar así, se basan en lo que leen en los medios de comunicación. El problema es que estos medios viven de la atención de las masas, lo que les obliga a divulgar mensajes «sensacionalistas» para atraer la atención de los incautos y asegurar que mejoran su rating de audiencia, venden más revistas, atraen más ingresos por publicidad…
No es raro leer titulares alarmistas como «La carne roja aumenta el riesgo de muerte prematura«, incluso en medios tan serios como la BBC; ni quiero hablar de la desinformación que generan otros medios con titulares como «la carne roja mata», que sin duda generan mucho interés, pero que son completamente falsos.
Mi objetivo con este Blog siempre fue aportar mi grano de arena para divulgar la información correcta y evitar que más y más personas sigan cayendo en lo que yo llamo la «conspiración de la industria del fitness«, la «conspiración de la industria alimenticia» y la conspiración de los medios de comunicación, que como acabo de comentar no están tan interesados en dar información correcta como en aumentar su audiencia, que por desgracia responde mucho mejor a mensajes apocalípticos que a información seria y equilibrada.
Una de las preguntas que más recibo es justamente cómo separar la información veraz y necesaria para mejorar nuestra salud, de aquella que no es correcta (aunque te la ofrezca tu médico) o que se trata simplemente de marketing encubierto.
Lo que voy a explicar es la «metodología» que yo utilizo para separar la realidad de la ficción, con el objetivo de intentar ayudar no sólo dando información objetiva, sino más importante, ayudando a que todos seáis capaces de filtrar las mentiras, mitos y verdades a medias con las que nos bombardean cada día, para quedaros con la verdad y las cosas que realmente funcionan.
Dada la extensión de este artículo, lo he divido en tres partes:
- Parte 1 (este post): Algunas estrategias para desarrollar una visión crítica de la información que recibes.
- Parte 2: Una de mis estrategias favoritas para descubrir la verdad, la auto-experimentación.
- Parte 3: Ejemplos de análisis críticos de estudios que han tenido un gran impacto mediático pero que son incorrectos.
Parte 1
Empecemos por tanto hablando de algunas estrategias. En el post «Ojalá alguien me hubiera explicado esto hace 20 años» ya hablé de dos estrategias que son fundamentales y que me han ayudado mucho en mis esfuerzos por tener información objetiva. Una es preguntar siempre «Cui Bono«, es decir, ¿quién se beneficia con esto?, y la otra es revisar si la información está alineada con la forma en la que evolucionamos.
Entrando más en detalle:
Estrategia 1: «No te quedes con el titular»
Como decía previamente, el objetivo de los titulares (en cualquier medio de comunicación) es captar la atención del usuario, no informar. Este usuario muchas veces se lee simplemente el titular y da una lectura rápida al cuerpo del artículo. Creo que como sociedad hemos perdido buena parte de nuestra capacidad de pensamiento crítico, y dependemos excesivamente de los grandes medios para obtener nuestra información y conformar nuestras opiniones.
Por tanto, es muy importante que no te quedes con la información que lees en los titulares, ni siquiera con la interpretación que el periodista hace de la noticia o estudio de moda, tienes que ir a la fuente. En un mundo abierto y de acceso casi ilimitado e instantáneo a la información, no hay excusa (en un ámbito tan relevante como tu salud) para no revisar el origen de la información, generalmente un estudio científico/clínico.
Mucha gente se siente incapaz de analizar estos estudios; piensan que sólo pueden ser descifrados por doctores o científicos con años de experiencia en la materia, pero no es así. En el fondo, es suficiente con tener un poco de sentido común y manejar algunos conceptos básicos, como los que describe este artículo (y los relacionados).
Olvida los mensajes sensacionalistas de la prensa, vete a la fuente, aprende a manejar fuentes como PubMed, un enorme repositorio de estudios de todo tipo. No dejes que los medios de comunicación determinen lo que debes pensar.
Estrategia 2: Aprende a cuestionar los estudios
Ahora que ya has aprendido a saltarte los mensajes filtrados y engañosos de la prensa; ahora que tienes acceso al estudio original y a lo que los expertos dicen, ya no hay engaño, ¿verdad? hmm, ojalá fuera tan fácil. Sin duda los estudios están escritos de manera más seria, rigurosa y sin sensacionalismos, pero a veces esto hace que sea más difícil encontrar los problemas y malas interpretaciones que contienen (a veces accidentales y otras veces malintencionadas).
Los puntos que yo tomo en cuenta para definir la credibilidad de un estudio son los siguientes:
- ¿Quién hace el estudio?. Con unas sencillas búsquedas en Google podrás responder a preguntas como: ¿Es una organización independiente? ¿Los autores tienen una historia de investigaciones objetivas y reconocidas? ¿Citan fuentes fidedignas? ¿Tienen ideologías personales? Por ejemplo un científico que por ética personal (o cualquier otro motivo) sea vegetariano, seguramente no sea muy objetivo (aunque lo intente) en un estudio que involucre el análisis del efecto de comer carne en tu salud.
- ¿Quién financia el estudio?. Esto es incluso más importante que el punto anterior; En el fondo es preguntar de nuevo Cui Bono; los científicos se enfrentan con un gran problema a la hora de ganarse el pan, y es, ¿quién les paga? ¿quién financia su trabajo? En muchos casos son las propias empresas de alimentación, o fabricantes de productos concretos, los que contratan a científicos para hacer estos estudios. Obviamente los expertos tienen un incentivo muy grande para que el estudio refleje lo que sus jefes quieren. Si se les ocurre demostrar lo contario, tendrán que buscarse un nuevo trabajo.
- Metodología y conclusiones del estudio. Uno pensaría que todos los estudios científicos son rigurosos y que por tanto respetan las pautas estipuladas para este tipo de investigaciones. Sin embargo, en algunos casos por falta de tiempo, en otros por falta de dinero y en ocasiones por otro tipo de intereses, muchos estudios tienen problemas serios en su desarrollo. Algunos fallos típicos que es fácil detectar incluyen:
- Tamaño y representatividad de la muestra: ¿Se ha considerado una muestra amplia? ¿es representativa de la población global? no es tan infrecuente ver estudios con una muestra de 10-15 personas, todas de la misma raza y a veces incluso de las mismas familias. Por muy interesante que sea el estudio, habría que tomarlo con más que una pizca de escepticismo.
- ¿Los resultados son extrapolables?: ¿Es un experimento realizado con humanos o con animales? En el caso de que sea con animales, ¿se pueden extraer conclusiones válidas? Aunque parezca mentira hay estudios que intentaban demostrar que la carne es mala alimentando a conejos con carne. Sí, a conejos! obviamente es como intentar demostrar que una dieta vegetariana es mortal alimentando a un tigre con lechugas. Y sin embargo, este tipo de estudios siguen alimentando los titulares sensacionalistas de la prensa.
- Forma de testeo / recopilación de datos: Gran parte de los estudios de nutrición en humanos se realizan en base a observaciones de aspectos parciales de su comportamiento durante determinados períodos, generalmente con información proporcionada por los participantes a partir de cuestionarios; estos cuestionarios deben ser correctamente interpretados por los individuos (potencialmente miles), y respondidos de forma válida. Como explicaré más adelante esto muchas veces es imposible.
- ¿Existe un grupo de control? Uno de los aspectos que hace más difícil la investigación sobre humanos es el denominado efecto Placebo, que consiste en que si tu cerebro cree que algo va a generar un cierto efecto en tu cuerpo, tu cuerpo (todavía no se sabe muy bien cómo) hace que efectivamente se genere dicho efecto. Por ejemplo, si un doctor te da una pastilla y te dice que te reducirá el dolor de cabeza, seguramente después de tomarla sientas cierto alivio del dolor, aunque realmente la pastilla contuviera sólo agua y azúcar. Nuestro cerebro es la mejor farmacia del mundo, y a través de la autosugestión puede producir químicos que efectivamente reducen el dolor o generen otros efectos. Casi todos los estudios hoy día consideran un grupo de control, pero a veces la forma en la que se diseñan hace que el efecto placebo juegue un papel importante en los resultados.
- ¿Es replicable por otros investigadores? ¿Hay estudios similares que apunten en la misma dirección?
- ¿Las conclusiones son correctas? Es posible que la metodología del estudio haya sido impecable, y sin embargo, que revisando los datos resultantes diferentes expertos lleguen a conclusiones diferentes, incluso opuestas. Uno de los problemas más frecuentes es confundir correlación con causalidad. Por ejemplo, hay una correlación entre casas incendiadas y coches de bomberos; esto podría hacernos pensar que los coches de bomberos ocasionan los incendios. Obviamente sabemos que esto es absurdo, pero cuando analizas múltiples variables en un estudio científico multidimensional, no es tan sencillo identificar qué variables están simplemente correlacionadas (tienden a aparecer juntas) y cuáles tienen realmente una relación de causa-efecto.
Sin mayores ejemplos sé que es difícil aplicar estos criterios, por eso en la parte 3 de este post analizaré estudios famosos para demostrar cómo se han incumplido varias de estas premisas.
Estrategia 3: ¿Encaja con la forma en la que evolucionamos?
La forma en la que funciona nuestro cuerpo ha ido evolucionando muy lentamente durante millones de años. Es cierto que no conocemos todos los detalles de cómo se ha producido esta evolución, pero conocemos suficiente como para levantar alertas cuando nos dan cierta información que contradice la lógica evolutiva.
Por ejemplo, como comenté en «La pirámide alimentaria evolutiva«, los humanos no consumimos cereales durante el 99% de nuestra existencia, período en el que se formó todo nuestro material genético. ¿Tiene por tanto algún sentido que nos quieran hacer creer que la base de nuestra alimentación debe estar formada por cereales y sus derivados? No, no tiene ningún sentido, y muchos estudios (serios) empiezan a esclarecer este hecho.
Estrategia 4: Cuestiona todo
Cuestiona todo; y sí, esto incluye lo que lees en Fitness Revolucionario :). No me creo poseedor de la verdad, y aunque intento validar y re-validar toda la información que ofrezco, nadie está libre de equivocarse.
Tampoco te dejes impresionar por grandes títulos, doctorados, diplomados, certificados… muchos de los supuestos expertos utilizan las mismas fuentes, las mismas figuras de referencia y los mismos libros, y por tanto viven dentro de la misma caja, la misma torre de marfil, realimentándose entre ellos con sus propias ideas y marginando a aquellos que opinan diferente.
Y por cierto, esto te incluye a ti mismo. Todos tenemos ciertas creencias personales más o menos arraigadas, y sufrimos por tanto de lo que se llama «sesgo confirmatorio», que en el fondo es la tendencia natural a dar más importancia a aquellas opiniones y datos que coinciden con nuestras ideas, descartando el resto. Siempre escucha el otro lado de la discusión; como decía Carl Sagan, no seas tan escéptico como para no absorber ideas nuevas.
Nos vemos en la siguiente entrega…