Muchos me habéis preguntado si la «filosofía» que yo planteo es Paleo. Y si bien la respuesta corta es que en buena parte sí, muy pocas veces he empleado el término «Paleo» en el Blog.
El motivo es simplemente que no me gusta mucho utilizar etiquetas, ya que si bien su objetivo es ayudar a sintetizar ideas, muchas veces generan el efecto opuesto, creando prejuicios o ideas erróneas en la gente. Por eso prefiero explicar los conceptos clave para mejorar la salud, sin encasillar esos conceptos con términos de moda. Además muchas veces las etiquetas generan una separación ficticia, convirtiendo en binario (cumple o no) algo, como la salud, que es más bien un «espectro continuo», y en buena parte personal (cada uno respondemos diferente a múltiples factores).
Lo que sí comparto absolutamente, es que nuestro entorno (nuevos alimentos, nuevos estilos de vida, nuevas tecnologías…) ha cambiado muchísimo más rápido de lo que lo han hecho nuestros genes, que siguen siendo en gran medida los mismos que hace 10.000 años, lo cual está generando todo tipo de problemas de salud (física y mental) en la sociedad moderna.
Aprender de nuestros antepasados, entendiendo cómo responden realmente nuestros genes a los estímulos que les proporcionamos a través de la comida, la actividad física y nuestro estilo de vida en general, es fundamental para mejorar nuestra salud. Y no me importa si a esto lo llamamos Paleo, Primitivo, Cavernícola, Ancestral o simplemente sentido común, pero lo realmente importante es aplicarlo.
Por desgracia todavía hay poca información de valor en la «blogosfera» sobre estas ideas, especialmente en español, y siguen imperando las ideas de los nutricionistas convencionales de la vieja escuela. Sin duda el Blog de Robert Sánchez (Escucha tu cuerpo), es una de esas pocas fuentes de información confiables; Robert está aplicando estos nuevos (o realmente muy antiguos) conceptos sobre si mismo y sus clientes. Por eso quise compartir en este post su visión sobre la materia; merece la pena escucharle.
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Para empezar, cuéntanos un poco de ti…
Mi nombre es Rober. Soy de Barcelona (España) y tengo 32 años. Después de algunos años trabajando para diferentes gimnasios y empresas, hace algo más de cinco que regento mi propio estudio de entrenamiento personal. Apolítico y ateo, trato de seguir las leyes de la naturaleza y soy ferviente defensor de la responsabilidad individual. El primer responsable de todo lo que me pasa soy yo mismo. Mi lema: vive y deja vivir.
¿Cómo resumirías el concepto de Paleo?
Antes de nada y como comento en mi blog, quiero aclarar que uso la etiqueta paleo pero que no acaba de gustarme. Cuando hablamos de paleo parece que queramos volver al paleolítico, cuando en realidad lo único que hacemos es referirnos a un estilo de vida, alimentación y práctica de actividad física concretos, los de aquella época, para tomarlos como ejemplo de salud y bienestar y tratar de integrarlos en la vida moderna, caracterizada por unos factores sociales, políticos, económicos, ecológicos e incluso biológicos algo distintos.
De todos modos, resumiendo, el concepto Paleo engloba una conducta basada en la idea de comportarnos como lo haríamos si viviéramos en la intemperie, libres de tecnología, electricidad, industria y horarios artificiales. De ese modo es fácil comprender que despertaríamos y dormiríamos según el ciclo circadiano -dependiendo de las horas de sol-, comeríamos carne, pescado, huevos, marisco, verduras, hortalizas, frutas, frutos secos y en contadas ocasiones miel, engordaríamos en verano y adelgazaríamos en invierno, haríamos una o dos comidas al día, nuestra actividad física sería una combinación de un esfuerzo especialmente lento pero continuo intercalado con momentos de exigencia muy intensa a la vez que breve y, tal vez lo más importante, algo en lo que insisto mucho, nuestro día a día variaría considerablemente dependiendo de la estación del año.
¿A qué te refieres cuando hablas en tu Blog de la «Jaula»?
La Jaula es el lugar donde nacemos todos. Cada uno de nosotros venimos a un mundo lleno de reglas y creencias humanas, lamentablemente cada vez más distantes a las leyes originales, las de la naturaleza.
Nos despertamos con el beep del despertador antes de que salga el sol para salir corriendo al trabajo, nos calzamos zapatos incómodos, nos movemos sentados en un coche o un tren, comemos infinidad de veces al día «por si acaso», practicamos ejercicio antinatural e ingerimos cosas que en la naturaleza literalmente no existen. Además, creemos que el hombre está por encima de cualquier ser vivo, incluso por encima de la propia naturaleza, un error que acabaremos pagando caro.
Salir de la Jaula no es cambiar nuestros hábitos -eso viene después-. Es algo más importante, a la vez que difícil. Salir de la Jaula representa dejar atrás ciertas creencias, tales como que necesitamos comer cada 3 horas, que los hidratos de carbono son esenciales, que para tener un corazón saludable hace falta practicar Cardio Crónico, que para aprovechar nuestra vida debemos exprimir nuestro día al máximo, etc.
Una vez desaprendido lo aprendido es mucho más sencillo cambiarlo.
Creo que a ambos nos gusta hacer experimentos con nosotros mismos y probar cosas diferentes ¿Cuál ha sido tu experiencia personal con Paleo?
En realidad mi experiencia Paleo representa la salida de la Jaula, un proceso que no se da de un día para otro, sino que lleva tiempo, mucho tiempo. De hecho creo que todavía no he salido del todo y que, obviamente, siempre me va a acompañar.
El cambio de mentalidad tuvo lugar hace unos tres años. Un buen amigo me dio a conocer esta filosofía, esta manera de entender la vida, y nada más empecé a informarme sobre todo lo paleo me di cuenta que era algo muy diferente a lo que había estudiado -y practicado- hasta el momento. ¿Cuál era esa diferencia? Lo que hace distinto la «paleovida» es su lógica aplastante, lo que hoy yo llamo «coherencia natural».
Con mucho miedo -lo reconozco- y algunos altibajos, tremendamente influenciado por mis creencias, las de la Jaula, empecé a sustituir hidratos de carbono por grasas de calidad -incluidas las saturadas-, comer más carne y menos frutas, y sobre todo evitar cualquier alimento procesado -personalmente ya no los considero ni alimentos-. A la vez, traté de cuadrar mis horarios con el ciclo circadiano, algo que cuesta especialmente por la noche, por lo que incluso hace dos años decidí vivir sin televisor. El último gran paso fue cambiar mi modo de entrenar, de practicar actividad física, la cual pasó de ser el típico programa de fitness -rutina de cinco días de pesas combinado con Cardio Crónico, llegando a entrenar 12 horas semanales o más- a ser una vida físicamente más activa -no permanecer mucho tiempo seguido sentado, ir a todas partes caminando o en bicieta, etc.- combinada con sesiones breves y muy intensas de ejercicios globales y naturales, siempre al aire libre.
¿Las consecuencias? Podría resumirse en una sola palabra. Bueno, en dos: salud y bienestar. Por concretar algo más diría que, además de encontrarme tanto física como emocionalmente mejor que nunca, he dejado atrás mi adicción a los hidratos de carbono y el azúcar, mi dolor sacroilíaco crónico -lo achaco al Cardio Crónico-, y mis dolores de cabeza y malestar de cuando pasaba más de tres horas seguidas sin comer -algo absurdo; ¿te imaginas que a todos lo animales les pasara algo así cuando no encontraran comida?-. Algo más a recalcar es que en estos tres años no he enfermado ni una vez, ni un sólo resfriado, mientras que una leve rinitis que tenía cuando llegaba la primavera ha desaparecido casi por completo.
¿Y qué resultados has visto en otras personas?¿qué problemas principales se encuentra la gente en la transición hacia una «vida paleo»?
Los resultados son de lo más variopinto. No me gustaría que la lectura de la gente fuera que vida paleo es la panacea, pero los testimonios y emails que me llegan a diario acerca de las experiencias positivas que tiene la gente al practicar este estilo de vida son realmente sorprendentes. ¿Lo más frecuente? Pérdida de peso, ganancia de vitalidad, ausencia de enfermedades comunes, regulación del tránsito intestinal, mejora notable de la eficiencia energética con una consecuente disminución de aquella sensación tan típica de fatiga crónica, mejora del humor y el estado de ánimo, resolución de problemas en la piel, etc.
Lo que más suele costarle a la gente es dejar de comer tantos hidratos de carbono, especialmente el pan, los cereales procesados y la pasta, muy presentes en nuestra dieta. Dejar atrás el condicionamiento que suponía basar la dieta en el aporte constante de azúcar no es fácil, y me atrevería a decir que incluso conlleva superar una especie de síndrome de abstinencia, un «mono».
Muy relacionado con este aspecto, y siendo ya muy purista, algo que también suele resultar duro para la mayoría es practicar el ayuno intermitente, especialmente por aquella creencia tan arraigada de que debemos comer 5 o más veces al día, algo completamente antinatural.
¿Se siente uno muy raro llevando una vida cavernícola en la sociedad moderna :-)?
Puede que sí, pero tampoco debemos darle tanta importancia a lo que piensen los demás. Precisamente otra de las creencias que deberíamos desaprender es aquella necesidad que tenemos de que nuestro entorno apruebe todo lo que hacemos -algo que aprendemos de niños-. No necesitamos la aprobación constante de los demás; podemos ser lo que queramos ser y hacer lo que queramos hacer, tanto nosotros como el resto del mundo -de ahí que mi lema sea «vive y deja vivir»-.
Así que yo cambiaría ese «raro» por un simple «diferente». Ser diferente, aunque a muchos les dé miedo, no tiene nada de malo. Y como reflexión añadiría lo siguiente… Los grandes cambios en la historia del hombre se han dado gracias a aquellos que pensaron e hicieron algo diferente y no al resto, que siempre hicieron lo mismo.
¿Qué mitos principales existen en general en torno al Fitness? ¿Y específicamente respecto a la filosofía Paleo?
¡Uy! Hay muchísimos… Sin embargo, hablando de fitness, yo me centraría en tres aspectos:
1. El análisis. El fitness convencional trata de separar y dividir por partes tanto el cuerpo humano como las diferentes maneras que propone para «trabajarlo» físicamente, cuando en realidad es un todo indivisible. Separar ejercicio cardiovascular de muscular o dividir una rutina por días, ejercitando pectoral, dorsal, deltoides, bíceps, tríceps, abdomen y piernas es incoherente. Necesitamos una perspectiva más global.
2. La planificación. Cuando hablamos de salud -no de rendimiento o estética-, planificar no es tan importante. De hecho, el mejor amigo del «orden» es el caos, tal y como ocurre en el universo. La vida de cualquiera de nuestros antepasados era totalmente imprevisible. Sin embargo, centrándonos en la forma física y como insiste Joe Friel, reputado preparador físico, cualquier de nuestros antecesores podría haber competido en el decatlón olímpico. Era la propia vida, la propia naturaleza, y aunque a algunos les cueste comprenderlo también el azar, lo que determina qué acciones debían hacer, más o menos intensas, más o menos duraderas, más o menos frecuentes, y así, sin planificación ninguna, el hombre conseguía de todos modos tener una forma física excepcional.
De todos modos, en este sentido, gracias a nuestro estado continuo de estrés -otra vez antinatural-, algo que sí se hace necesario planear y tener muy en cuenta es lo siguiente: el descanso.
3. La intensidad y duración. Yendo al grano, no necesitamos hacer tanto ejercicio. Ahora bien, necesitamos hacer ejercicio más intenso. Es decir, intenso y breve, no largo y leve. El estímulo que aporta el entrenamiento interválico de alta intensidad es el más adecuado a nuestra evolución, por eso ofrece los resultados que ofrece -algo que ya ha quedado patente en diversos estudios, comparado con el entrenamiento clásico-. Algo importante a tener en cuenta es que el cardio Crónico suele ser más perjudicial que beneficioso.
Ahora bien, combinado con ese esfuerzo breve e intenso también se hace necesario llevar un día a día más activo. No intenso, simplemente activo. Necesitamos cambiar nuestro hábitos de vida, incluso renunciando a supuestas comodidades, tales como el coche o el carro de la compra. Moverse caminando o en bicibleta y cargar cada día con algo de compra es mucho más aconsejable que ir en coche de un lado para otro y tirar de un carro lleno un día a la semana.
Respecto a los mitos Paleo, muchos nos atacan justificándose en la esperanza de vida del paleolítico, a los que suelo invitar a leer algo más sobre antropología y a diferenciar «esperanza de vida» de «longevidad potencial», al mismo tiempo que recomiendo centrarse más en la calidad que en la cantidad -vivimos más, sí, pero no mejor-.
Igualmente, como comentaba en una de tus preguntas anteriores, tal vez el término Paleo no es el más adecuado, algo en lo que deberíamos trabajar la propia comunidad paleo replanteándonos un «cambio de nombre».
¿Nos puedes contar brevemente en qué consiste tu proyecto «Coherencia Natural»?
El proyecto CN no es más que el intento de conjuntar todo lo que he comentado hasta ahora, todo lo paleo, y ofrecer una metodología a partir de la cual poder integrarlo en la vida real, la sociedad actual. Parece que a nivel individual cada vez hay más personas interesadas, pero yo soy más ambicioso y me gustaría llegar aún más allá, implementándolo a nivel social. Ojalá algún día podamos llegar al ámbito de la empresa o incluso de los gobiernos. Es un sueño que, por qué no, creo que podría hacerse realidad en unos cuantos años y que mejoraría la salud y el bienestar de muchas personas.
¿Cómo te ves en 5 años?
Respondiendo a la pregunta anterior ya he dado algunas pistas. Sin embargo, he de confesar que no pienso mucho en el futuro.
Si es por imaginar, por soñar, me veo de aquí a 5 años más o menos tal y como estoy ahora, pero rodeado de mucha más gente colaborando por esta misma causa, la coherencia natural. El cómo no lo conozco. Una sede central, un gran portal web, una red social,… Hay mil maneras. Sea como sea lo que sí veo es que cada vez somos más paleos, así que imagínate de aquí a cinco años 😉
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