La vitamina D juega un papel importante en la regulación de nuestro sistema inmune. Déficits de esta vitamina se asocian con más riesgo de infecciones respiratorias (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio) y su suplementación ha demostrado reducir el riesgo de infección (metaanálisis, estudio).
Desde los primeros meses de la pandemia se han publicado multitud de investigaciones sobre el efecto de la vitamina D en el COVID.
En este artículo revisamos lo que dice la evidencia más reciente y evaluamos el riesgo/beneficio de suplementar con esta vitamina.
Vitamina D y COVID-19
Los primeros estudios fueron observacionales, y la mayoría concluía que el riesgo de infección por coronavirus y la severidad de la enfermedad eran inversamente proporcionales a los niveles de vitamina D (metaanálisis, estudio, estudio, estudio, estudio, estudio), el consumo de suplementos de vitamina D (estudio, estudio) o la exposición al sol (estudio).
En la segunda ola se observó una fuerte correlación entre la latitud y el aumento de la incidencia, disparándose los casos a medida que se reducía la llegada de rayos UVB a cada zona. Como indica un estudio, esto apunta al déficit de vitamina D como factor contribuyente al riesgo de infección.
Se realizaron también estudios más específicos sobre el efecto de la suplementación en el riesgo de mortalidad. Este estudio, por ejemplo, comparó la mortalidad en tres grupos distintos de personas infectadas:
- El grupo 1 era consumidor habitual de suplementos de vitamina D.
- El grupo 2 empezó a tomar suplementos tras infectarse.
- El grupo 3 no suplementó ni antes ni después de la infección, actuando como grupo de control (riesgo = 1).
Como muestra la siguiente imagen, los que empezaron a tomar suplementos redujeron el riesgo de mortalidad, pero en menor medida que los que habían suplementado durante más tiempo.
Otro estudio en un hospital español comparó el efecto del tratamiento estándar con el mismo tratamiento pero suplementando con vitamina D. El grupo suplementado con vitamina D redujo en gran medida las admisiones en la UCI.
En otro estudio se suplementó a pacientes infectados, de más de 50 años, con vitamina D, magnesio y vitamina B12. Este grupo tuvo menos complicaciones que otro grupo similar que no recibió el suplemento.
Conocemos además nuevos mecanismos por los que la vitamina D podría proteger del coronavirus (estudio, revisión).
¿Caso cerrado entonces?
No necesariamente. La evidencia es prometedora, pero insuficiente para afirmar que haya un beneficio clínicamente relevante.
Las muestras en general son pequeñas y no todos los estudios concuerdan. Algunos no han encontrado una relación clara entre el riesgo de infección y el nivel de vitamina D (estudio) ni un beneficio evidente de suplementar (estudio).
Tenemos por tanto dos opciones:
- Esperar estudios de intervención más grandes.
- Empezar a suplementar sabiendo que quizá no aporte ningún beneficio contra el coronavirus.
Esperar evidencia de mayor calidad parece sensato, pero hay pocos incentivos para financiar grandes estudios de suplementos baratos no patentables. Dicho esto, hay algunos en marcha, y en los próximos meses tendremos novedades (detalle).
Actualización 22/05: Un ensayo clínico en más de 500 pacientes demostró beneficios de suplementar.
Por otro lado, cuando el riesgo que enfrentamos es elevado, esperar puede salir caro.
Una forma de ayudarnos a seleccionar alternativas en entornos de incertidumbre es usando árboles de decisiones. Vamos a ello.
Ratio beneficio/coste (o árbol de decisión de la Vitamina D)
Si decidimos suplementar con vitamina D y efectivamente reduce el riesgo asociado al coronavirus, el beneficio podría ser enorme. Si finalmente se demuestra que no ofrece ninguna protección habremos perdido un poco de dinero. Pero dado que puedes suplementar un año entero por 15 euros (por ejemplo con este producto), la pérdida económica es mínima.
Por el contrario, si decidimos no suplementar con vitamina D y termina siendo efectiva, podría costarnos la propia vida.
Tampoco quiero ser dramático porque el riesgo de morir por coronavirus es bajo, pero si podemos reducirlo más todavía con una intervención sencilla, debería al menos considerarse. Si no suplementamos y termina demostrándose que realmente no ofrecía protección nos habremos ahorrado un poco de dinero.
Al final es una decisión personal, pero según esta publicación en The Lancet debería realizarse un esfuerzo por asegurar niveles suficientes de vitamina D, porque como concluyen: «No hay nada que perder y mucho que ganar».
Además, incluso si finalmente la vitamina D no ofrece ningún beneficio contra el COVID-19, no quiere decir que sea inútil.
Dada la deficiencia generalizada de vitamina D entre la población (estudio), suplementar con vitamina D podría tener beneficios colaterales, reduciendo trastornos óseos y musculares (detalle) e incluso cáncer. Una revisión reciente estima que suplementar con vitamina D podría evitar la muerte de 30.000 personas al año por cáncer (en Alemania).
Pero como siempre, para completar la evaluación de cualquier intervención no debemos considerar solo el potencial beneficio y el coste económico, sino también los posibles riesgos.
Riesgo de suplementar Vitamina D
El principal riesgo de suplementar con vitamina D es hipercalcemia, o exceso de niveles de calcio. Esto podría elevar el riesgo de cálculos renales y los depósitos de calcio en las arterias.
Por suerte, el riesgo es muy bajo, y en los pocos casos documentados se usaron dosis de más de 40.000 UI diarias durante semanas (detalle), o megadosis todavía mayores, de más de 3 millones de UI en poco tiempo (detalle, detalle).
No se han visto inconvenientes con dosis diarias de hasta 10.000 UI/día, por lo que este sería el umbral superior recomendado (detalle). Sin embargo, yo prefiero dosis de 1.000-2.000 UI/día.
Cómo suplementar con vitamina D
Antes de suplementar, lo ideal sería conocer tu nivel actual. Si tienes más de 30 ng/ml no creo que suplementar te vaya a ayudar.
Si tienes menos de 30 ng/ml o desconoces tus niveles pero no te expones con frecuencia al sol, suplementar sería buena opción.
Se pueden tomar dosis elevadas (10.000-40.000 UI) cada cierto tiempo o dosis pequeñas con más frecuencia. En otras infecciones respiratorias las dosis diarias menores han funcionado mejor que las dosis semanales grandes (metaanálisis).
Mi recomendación sería por tanto suplementar 1.000-2.000 UI cada día.
Estudios recientes encuentran sinergias entre la vitamina D y la vitamina K2, mejorando su efecto en la salud ósea y coronaria (detalle, detalle).
La vitamina D aumenta la absorción de calcio y la vitamina K favorece la llegada de este calcio a los huesos, reduciendo el riesgo de que se deposite en otros tejidos, como riñones o arterias (estudio, estudio, estudio, estudio).
Podrías comprar la vitamina k2 por separado (por ejemplo esta) o tomar un suplemento que incluya ambos (como este de Paleobull). En cualquier caso, si hablamos de dosis pequeñas de vitamina D (2.000 UI/día o menos) no es tan relevante la vitamina K2, con vitamina D es suficiente. Si suplementas además con calcio, sí sería recomendable incluir K2.
Recomendaciones finales
Dos ideas importantes antes de terminar:
- Recuerda que el sol nos beneficia por más vías que la vitamina D (detalle), y la vitamina D que sintentizamos a partir del sol es más bioactiva que la ingerida (estudio). Su contacto con nuestra piel eleva por ejemplo la producción de óxido nítrico, también potencialmente beneficioso contra el COVID-19 (estudio). En la medida de lo posible, exponte con moderación al sol.
- Como con cualquier otra medida, compórtate como si no te protegiera. Primero, porque es posible que no lo haga. Segundo, para evitar caer en el fenómeno de compensación del riesgo, que nos hace adoptar comportamientos más arriesgados cuando nos sentimos más protegidos. Por ejemplo conducimos más rápido cuando sentimos que nuestro coche es más seguro, reduciendo el beneficio de las nuevas medidas de seguridad (detalle). No cometas este error.