«Un matrimonio exitoso requiere enamorarse muchas veces, siempre de la misma persona» – Mignon McLaughlin
“Cásate. Si das con una buena pareja, serás feliz. Si no, te convertirás en un filósofo. Y ambas cosas son buenas” – Sócrates
¿Los seres humanos somos monógamos o polígamos por naturaleza?
Probablemente un poco de ambos.
Cada estrategia ofrecía ventajas e inconvenientes, de ahí los conflictos internos que surgen tantas veces.
Por ejemplo, la monogamia permitía criar de manera conjunta a la descendencia.
Y dado que criar un pequeño humano requería mucho esfuerzo, durante mucho tiempo, los hijos de parejas monógamas tenían más probabilidades de supervivencia.
Desarrollamos, por tanto, el deseo de formar un lazo afectivo fuerte con una única persona.
Por otra parte, las personas que tenían relaciones sexuales con varias parejas podían tener más descendencia (especialmente en el caso de los hombres), y crear así más copias de sus genes. Podían además acceder a recursos de más personas.
Por eso desarrollamos también el deseo de tener relaciones sexuales con más de una pareja.
En resumen, tenemos tendencias monógamas y polígamas.
Será finalmente la cultura de cada sociedad la que defina lo que se considera «normal», pero las dos estrategias siempre estarán.
En todas las sociedades vemos relaciones románticas duraderas y también infidelidades.
Es un ejemplo más del conflicto interno que los humanos tenemos al desear distintos objetivos, muchas veces incompatibles.
Deseamos comer lo que queramos, pero también vernos bien en la playa en verano.
Deseamos tener ropa cara, pero también ahorrar suficiente para comprar una casa.
De la misma manera deseamos una relación profunda y duradera, pero también cierta variedad sexual.
Como siempre, ante estos conflictos internos debemos definir nuestros valores y prioridades, tal como explico en Invicto.
El objetivo de hoy, sin embargo, es resumir lo que nos dice la ciencia sobre el impacto del matrimonio en la salud.
Matrimonio y Salud
De media, las personas casadas viven más y gozan de mejor salud (estudio, estudio, estudio).
Las personas solteras y divorciadas tienen más riesgo de desarrollar diabetes (estudio) y se recuperan peor tras una operación o incluso un infarto (estudio, estudio).
Las personas casadas son las que tienen menos riesgo de suicidio, mientras que divorciarse eleva notablemente el riesgo (más que quedarse viudo).
Las explicaciones para todo lo anterior son múltiples.
Por un lado, las personas casadas tienen a alguien que les recuerda a diario que deben mejorar sus hábitos (estudio, estudio). Muchas veces es la pareja la que se da cuenta de que estás fumando demasiado o bebiendo más alcohol del que te conviene.
Además, el apoyo que ofrece una pareja estable mejora la salud mental y reduce el riesgo de depresión (estudio, estudio), y un mejor estado mental hará que te cuides más.
Por otra parte, las personas casadas tienen menores niveles de cortisol (estudio), lo que podría ayudarles a enfrentar mejor situaciones estresantes.
Por último, las personas casadas pueden compartir recursos y contar con apoyo financiero en momentos puntuales (detalle). Y una mejor situación financiera ayuda a cuidar la salud.
Matrimonio y felicidad
Según una revisión reciente en Estados Unidos, la felicidad general ha disminuido en las últimas décadas.
Al profundizar en los datos, sin embargo, vemos que la felicidad de las personas casadas ha aumentado.
De hecho, los investigadores concluyen que estar casado es la variable que más contribuye a la felicidad, por delante del nivel de ingresos.
Y dado que el porcentaje de personas casadas ha descendido más del 60% desde los años 70, esto podría explicar parte de la reducción de felicidad.
Como siempre, debemos ser cautos al analizar datos observacionales.
Podría ocurrir que las personas felices sean más propensas a casarse (detalle).
Al fin y al cabo, nadie quiere casarse con una persona infeliz.
Es decir, la felicidad podría ser la causa del matrimonio y no la consecuencia.
Y parte del efecto vendrá probablemente de esto, pero varios estudios parecen indicar que lo opuesto también es cierto: casarnos nos hace realmente más felices, y ayuda a mitigar la crisis de los 40 (estudio, estudio).
No todos los matrimonios son iguales
Muchos estudios consideran simplemente si las personas están casadas, pero no la calidad de su matrimonio.
Y esto es lo más importante.
Los matrimonios donde ambos miembros están satisfechos se asocian con beneficios muy superiores en la salud (estudio, estudio, estudio).
Por ejemplo, tras una cirugía de bypass coronario, las personas en matrimonios altamente satisfactorios tenían el triple de probabilidades de seguir vivas 15 años después de la operación respecto a las personas en matrimonios poco satisfactorios (estudio).
Y algo similar en el caso de la salud de las mujeres tras un cáncer de pecho (estudio). Las mujeres casadas se recuperaron mejor que las no casadas, pero el beneficio fue más claro en las que reportaban mayor satisfacción en su matrimonio.
Parece que nuestra relación de pareja aporta más beneficios que las que tenemos con el resto de amigos y, de hecho, las personas más felices en sus matrimonios son las que consideran a su pareja su mejor amigo (estudio).
¿Matrimonio o simplemente vivir juntos?
A partir de la evidencia disponible, parece que el matrimonio favorece la salud y la felicidad.
Con alta probabilidad todo lo anterior aplica también a las parejas estables no casadas, pero es posible que el ritual del matrimonio aporte un beneficio adicional.
El matrimonio no es un simple papel, es en realidad un rito de paso, un compromiso público y privado.
El simbolismo emocional del matrimonio cambia la forma en la que te ves y en la que te ven los demás.
Y, sin duda, esto cambia cómo te sientes y cómo te comportas.
Por eso vemos más beneficios en las personas casadas que en las que simplemente viven juntas (estudio).
Hablamos, obviamente, de medias.
Algunas parejas no casadas están mucho más unidas que la mayoría de matrimonios, y obtendrán el máximo beneficio.
Y, por supuesto, nada de lo anterior implica que debas mantener un matrimonio que no funciona.
Como vimos en su momento, las relaciones tóxicas son muy perjudiciales para la salud. Mejor solo que mal acompañado.
Y, si no tienes pareja, tampoco desesperes.
La soltería tiene sus propios beneficios, aprovéchalos mientras llega la persona adecuada 🙂