«Nadie debe ser un principiante en materia de entrenamiento físico. Es una vergüenza para un hombre envejecer sin ver la belleza y fuerza de la que es capaz su cuerpo» .- Sócrates
He hablado en muchas ocasiones de los beneficios de los grandes movimientos con barra: sentadilla, peso muerto, press de banca y press militar entre otros. Ahora es el momento de combinarlos en un plan de entrenamiento completo, con diferentes fases, incluyendo la alimentación y suplementación adecuada, dentro de una estrategia a largo plazo. El objetivo es ayudarte a dar un gran salto hacia tu potencial genético.
Los programas anteriores (Desencadenado y Efecto*Kettlebell) eran genéricos. Orientados a hombres y mujeres. La idea de entrenar de manera totalmente diferente según nuestro sexo es equivocada. Es producto del marketing. Pero a partir de cierto nivel, sí hay diferencias. La biología determina nuestro potencial muscular y las proporciones que nos hacen más deseables al sexo opuesto. Nuestras hormonas también definen cómo pensamos. Barra Libre es el programa para el hombre que quiere pasar al siguiente nivel, físico y mental.
El físico perfecto
Vivimos tan absortos en nuestra época cultural que perdemos la perspectiva histórica. Una buena forma de separar lo esencial de lo superfluo, lo verdadero de lo falso, es analizando los aspectos que se han mantenido constantes a lo largo de los siglos. Las modas van y vienen, lo esencial permanece.
Casi todas las religiones y culturas comparten ciertos códigos morales y virtudes. Estos elementos comunes están en nuestro ADN. Son valores universalmente apreciados porque nos han permitido sobrevivir y prosperar. Cuando hablamos de cualidades físicas, ocurre lo mismo.
Nuestro cerebro se siente atraído por ciertas proporciones y formas del cuerpo. Si miramos las esculturas antiguas, desde las culturas clásicas de Roma y Grecia hasta el Renacimiento, se mantienen patrones físicos similares. En la naturaleza hay ciertos ratios que se repiten con sorprendente consistencia. Muchos artistas han utilizado estas proporciones, conocidas desde hace miles de años, para resaltar el físico formidable de sus estatuas. En Barra Libre aprenderás a usar estos ratios para esculpir tu propio cuerpo.
En la antigüedad tenían muy claro el ideal de hombre atlético.
Si avanzamos miles de años, hasta principios del siglo XX, hay pocos cambios. En esa época, el ejemplo de físico masculino perfecto correspondía a Eugene Sandow.
Su cuerpo e increíble fuerza lo hicieron famoso. Durante buena parte del siglo XX, cuerpos como el suyo seguían siendo considerados ejemplos de perfección física. No en vano, el trofeo que recibe el ganador de Mr. Olympia, la principal competición de culturismo profesional, lleva la figura de Eugene Sandow.
Pero si Eugene siguiese vivo, se sorprendería de que las personas que hoy ganan el trofeo inspirado en su físico son la antítesis de lo que él defendía. ¿No es paradójica esta imagen?
No sólo el físico es diferente, también los métodos de entrenamiento. En el libro System of Physical Training, escrito por Eugene en 1894, no vemos multitud de ejercicios de aislamiento para cada grupo muscular. Su entrenamiento estaba basado en levantamientos pesados, empezando generalmente en el suelo (ni siquiera había rack en aquel entonces).
De hecho, estos métodos de entrenamiento, basados en grandes ejercicios multiarticulares, eran los empleados por todos los culturistas durante la primera mitad del siglo XX. El motivo es sencillo: es lo más efectivo. Probablemente seguiríamos admirando estos físicos, y utilizando estos entrenamientos, si no fuera por la introducción, en los años 50, del invento que lo cambiaría todo: los esteroides.
Los esteroides alteraron las leyes naturales que habían gobernado hasta entonces el entrenamiento y el desarrollo muscular. Con esteroides los músculos soportan más castigo y se recuperan más rápido. Hacen posible dividir el cuerpo en pequeños grupos musculares y atacar cada uno con una lista interminable de ejercicios. El resultado es evidente, y cada vez más grotesco.
A pesar de que los culturistas sólo mantienen este físico durante unas pocas semanas al año (lo que duran las competiciones), ha pasado a ser el ideal de belleza masculina para muchos. Cuanto más grandes y venosos, mejor. No importa la fuerza real ni la agilidad.
En las últimas décadas grandes culturistas, como Joe Weider, crearon de la nada una gran industria, basada en promover físicos irreales para vender sus revistas. Estas revistas son a su vez mera propaganda para las verdaderas fuentes de ingreso, los suplementos. Pero los modelos de sus portadas no lograron sus resultados con esos suplementos, sino con esteroides.
Muchos que empiezan hoy en un gimnasio convencional reciben la misma receta que proclamaban estas revistas: un programa prefabricado con 4-5 ejercicios por cada grupo muscular, 4 series de 10 repeticiones en cada uno, buscando la congestión muscular, entrenando 5-6 días a la semana. Sólo hay un problema: no funcionan, salvo que tengas una genética privilegiada o uses fármacos. En caso contrario no vas a obtener buenos resultados de estos programas de culturismo.
Ni mejoran la forma ni la función. El cuerpo no es un conjunto aislado de músculos. Es un gran sistema integrado, donde todas las piezas están relacionadas. Si constantemente trabajas tus músculos de manera aislada, se olvidarán de trabajar juntos. Nunca verás un atleta con un cuerpo de culturista. Y en su mayoría, las mujeres prefieren el cuerpo de un atleta. Es coherencia evolutiva. Si la supervivencia peligra, quieres estar con alguien que tenga capacidades reales, que sea fuerte y ágil de verdad, no sólo en apariencia.
Un hombre de verdad se preocupa más de lo que su cuerpo puede hacer que de cómo se ve en el espejo. Pero curiosamente, si trabajas para que tu cuerpo funcione mejor, se verá mejor. La forma sigue a la función. Trabajando tu fuerza de manera integrada lograrás un físico natural y equilibrado. Útil y bonito. Ese es el enfoque de Barra Libre.
Con esto no quiero menospreciar el culturismo, especialmente el natural. Hay pocos deportistas con mayor dedicación y atención a todos los detalles de su entrenamiento y alimentación que los culturistas de verdad. Han aportado muchísimo conocimiento al mundo del fitness, y tomaremos prestados algunos de sus métodos para optimizar tus resultados. Pero mi filosofía es diferente. Este no es un libro para culturistas. Es un libro para hombres normales, que quieren mejorar su físico sin dedicar su vida al gimnasio. Y que quieren que ese físico les ayude a funcionar mejor en la vida real, no sólo a verse mejor en la playa (aunque las fases finales del programa incluyen algo de “trabajo de playa”).
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