Peligros de la Contaminación y cómo Limpiar el Aire de tu Casa

La contaminación del aire no es un problema nuevo. Existe desde que aprendimos a controlar el fuego.

Nuestros ancestros encendían hogueras en sus cuevas y cabañas, produciendo un humo que les dañaba.

En el año 61, el filósofo Séneca se quejaba del aire cargado de Roma, al que llamaban gravioris caeli o cielo pesado. Séneca afirmaba que su salud mejoraba al alejarse de las humeantes chimeneas y cocinas de la gran ciudad.

En el siglo XIV se intentó prohibir la quema de carbón en Londres. La medida tuvo poco efecto porque la población no quería renunciar a los beneficios del fuego.

Con la revolución industrial empezamos a quemar combustibles fósiles a gran escala. Fue el inicio de la fiebre del petróleo y sus derivados.

En este artículo explico los graves peligros de la contaminación y estrategias sencillas para reducir su efecto.

Peligros de la contaminación

En 1923 se empezó a añadir plomo a la gasolina, a pesar de ser un tóxico reconocido desde hacía siglos. También se usaba plomo en las cañerías y en las pinturas.

Por suerte se prohibió su uso en los años 70, pero los efectos del plomo en nuestra salud se siguen notando en la actualidad (detalle).

La exposición al plomo hace a los niños menos inteligentes y más agresivos (metaanalisis, estudio, estudio, estudio, estudio).

Solo en Estados Unidos se estima que el plomo ha reducido la inteligencia de 170 millones de personas (estudio).

Partículas PM2.5 (El tamaño importa)

Existen distintos tipos de partículas contaminantes, categorizadas principalmente según su tamaño.

Como regla general, las más pequeñas son las más peligrosas, al cruzar con facilidad nuestras barreras protectoras.

Preocupa principalmente el efecto de las partículas PM2.5, así llamadas por ser menores a 2.5 micras (Particle Matter < 2.5 µm).

Estas partículas tienen muchos orígenes, pero destacan los combustibles fósiles: vehículos, fábricas, carbón, madera…

Por su ínfimo tamaño pueden llegar a nuestra sangre e incluso a nuestro cerebro. Elevan la inflamación de bajo grado y afectan a casi todos los órganos de nuestro cuerpo (detalle, detalle).

Estas partículas se instalan inicialmente en nuestros pulmones, donde parecen elevar el riesgo de cáncer de pulmón (estudio, estudio) y asma (estudio, estudio). Perjudican también el rendimiento físico, y los tiempos en la maratón empeoran cuando hay más contaminación (estudio).

Desde nuestros pulmones, estas partículas llegan al corazón, y después al torrente sanguíneo. La exposición a mayores niveles de contaminación se asocia con más enfermedad cardiovascular e hipertensión (estudio, estudio, detalle).

Un tercio de las muertes por enfermedad cardiovascular o cáncer de pulmón se atribuyen a la contaminación (detalle). Muere más gente por la contaminación que por el tabaco o los asesinatos (estudio).

Las partículas PM2.5 llegan incluso al cerebro, elevando el riesgo de trastornos neurodegenerativos como Párkinson y alzhéimer (estudio, estudio, estudio, estudio, detalle).

Como explico en Saludable Mente, mayores niveles de contaminación se asocian también con más depresión y riesgo de suicidio (metaanálisis, metaanálisis).

Al igual que vimos con la exposición al plomo, la acumulación de partículas PM2.5 empeora el rendimiento cognitivo (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio).

Y el efecto es casi inmediato.

En días de mayor contaminación los jugadores de ajedrez, los inversores y los árbitros cometen más errores (estudio, estudio, estudio). Los trabajadores de una fábrica también eran menos productivos los días con niveles más elevados de partículas (estudio).

¿Qué podemos hacer?

Por desgracia tenemos poco control sobre los niveles globales de contaminación, pero siempre podemos hacer algo. Veamos algunos ejemplos.

Apoyar la energía renovable y la nuclear

Por suerte casi todo el mundo está a favor de las energías renovables, pero sigue existiendo mucho rechazo hacia la energía nuclear.

No me extenderé aquí en los muchos beneficios (y bajos riesgos) de la energía nuclear, pero si te interesa profundizar, lee este libro.

Contaminar menos

Siempre que puedas, camina o pedalea. Usa el coche solo cuando sea necesario.

Además de reducir la contaminación mejorarás tu salud, como explico en este video sobre los beneficios de caminar.

Algunos creen que hacer ejercicio en días con contaminación es contraproducente. Es verdad que la contaminación reduce el beneficio de la actividad física, pero no lo neutraliza (estudio, estudio, estudio).

Comprar un filtro HEPA

Los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) se popularizaron durante la pandemia por su capacidad de reducir las partículas en las que viaja el coronavirus (detalle).

Estos filtros eliminan partículas mayores de 0.3 micras, lo que incluye la mayoría de las PM2.5.

Incluso las unidades portátiles de bajo coste reducen en un 30-40% las partículas PM2.5 en las viviendas (estudio, estudio).

Este estudio, en una zona especialmente contaminada, observó una reducción del 14% de los niveles de cadmio en sangre tras varios meses de usar un filtro HEPA en casa.

La instalación de un filtro HEPA en un colegio de Estados Unidos mejoró las notas de los alumnos en asignaturas como matemáticas o inglés (estudio).

Esto encaja con los estudios que asocian mayor contaminación en las aulas con peor rendimiento académico (estudio, estudio, estudio, estudio, detalle).

La mayor demanda de estos filtros durante la pandemia ha reducido su precio, y podemos encontrar uno bueno por menos de 100 euros (yo tengo este).

Usar mascarilla

El uso de mascarilla ha sido un tema polémico durante la pandemia.

Si hablamos de contaminación, multitud de estudios confirman que es efectiva para bloquear un porcentaje relevante de partículas PM2.5 (estudio, estudio, estudio, estudio, detalle).

Sin embargo, su uso prolongado en interiores tiene inconvenientes, de ahí que sea más efectivo el uso de purificadores (estudio).

En exteriores tendría sentido usarla si caminas por zonas con muchos vehículos o en días con alta contaminación.

Resumen y Conclusiones

Nuestra salud depende en gran medida de nuestro comportamiento, pero tenemos más influencia sobre unos ámbitos que sobre otros.

Tenemos mucho más control sobre lo que comemos o cuánto nos movemos que sobre el aire que respiramos.

Pero podemos tomar algunas medidas sencillas para reducir el daño de la contaminación:

  • Si caminamos al trabajo, podemos usar rutas secundarias, menos contaminadas que las arterias principales con muchos vehículos.
  • Podemos usar mascarilla en días con alta concentración de partículas o en zonas muy contaminadas.
  • Podemos comprar un filtro HEPA para nuestra casa u oficina.

Seamos parte de la solución, no de la polución.

 

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