Fidget es una de esas palabras inglesas sin traducción directa en nuestra lengua. Se refiere a los movimientos repetitivos y generalmente inconscientes que hacemos por nervios o aburrimiento: mover las piernas, jugar con el lápiz, cambiar constantemente de postura…
Hasta hace poco se despreciaba esta actividad física espontánea, pero estudios recientes demuestran que es más importante de lo que se pensaba.
En este artículo veremos por qué realizamos estos movimientos y cómo podemos aprovecharlos para perder más grasa y mejorar nuestra salud.
Adentrémonos en la apasionante ciencia del fidgeting.
¿Por qué hacemos «fidgeting»?
Estos movimientos involuntarios parecen tener una doble función: psicológica y fisiológica.
Por el lado psicológico, podrían ayudarnos a regular nuestra atención. Tendemos a movernos más cuando nos aburrimos o nos desconcentramos, precisamente porque el fidgeting parece ser una estrategia inconsciente que nos ayuda a mantener la atención (detalle).
Esos movimientos constantes parecen calmar a nuestro ansioso cerebro, permitiéndole concentrarse mejor. Quizá por eso el fidgeting se asocia con mejor retención de nueva información (estudio, detalle), especialmente en niños con déficit de atención (estudio).
Un estudio demostró que dibujar garabatos mientras escuchamos una conversación nos ayuda a recordar más información.
Fidgeting y pérdida de peso
Pasando a las explicaciones fisiológicas, el fidgeting podría jugar un papel importante en el famoso adipostato, cuya misión es mantener nuestro peso en un nivel adecuado.
Cuando recortamos la ingesta calórica este adipostato hace que reduzcamos nuestro gasto energético.
Esta era una estrategia de supervivencia perfecta cuando la comida escaseaba. Por desgracia, es un gran obstáculo a la hora de perder peso en el mundo moderno. Aquí explico cómo minimizar este problema.
Por suerte, el adipostato también actúa en sentido contrario (aunque con menos fuerza). Al comer más, nuestro cuerpo intenta gastar más, evitando un exceso de acumulación de grasa.
Y una de las estrategias que utiliza para elevar el gasto energético es el fidgeting.
En este estudio sobrealimentaron a un grupo de personas (no obesas) con mil calorías por encima de sus calorías de mantenimiento diarias, durante 8 semanas. Evidentemente ganaron grasa, pero mucha menos de la esperada a partir de ese incremento energético.
El motivo es que sus cuerpos intentaron defenderse del sobrepeso elevando el fidgeting inconsciente.
Fidgeting y gasto energético
Es sorprendente que movimientos de tan baja intensidad puedan tener un impacto real, pero la evidencia es clara.
La explicación es que el fidgeting puede contribuir de manera relevante al NEAT (Non-Exercise Activity Thermogenesis), o ese movimiento diario que genera más gasto calórico que el propio entrenamiento.
Tiene sentido, por tanto, hacer énfasis en aumentarlo.
Hacer fidgeting mientras estamos sentados o de pie eleva el gasto energético en un 29% y 38%, respectivamente (estudio). Si multiplicamos este efecto por varias horas al día, el resultado no es nada despreciable.
En este estudio controlado, algunas personas gastaban hasta 800 calorías al día por estos movimientos espontáneos, mucho más de lo que la mayoría quema en sus entrenamientos más intensos.
Fidgeting y salud
Multitud de estudios asocian pasar más tiempo sentado a mayor riesgo de hasta 34 trastornos (detalle), incluyendo enfermedad cardiovascular (estudio), problemas metabólicos (revisión, revisión), trombosis (estudio) o trastornos neurodegenerativos (detalle).
Sentarse durante horas provoca por ejemplo disfunción endotelial (estudio) y aumento de la inflamación (estudio). No es por tanto de extrañar que sentarse más se relacione con mayor mortalidad general (metaanálisis, estudio, estudio).
Sin embargo, no importa solo el tiempo que pasamos sentados, sino también cómo lo hacemos. El clásico tembleque de piernas mientras estamos sentados mitiga por ejemplo la disfunción endotelial (estudio) y eleva la oxidación de grasa (estudio).
En un estudio en más de 12.000 personas, las que hacían más fidgeting tuvieron menos mortalidad, a pesar de pasar el mismo tiempo sentadas (estudio).
¿Cómo elevar el fidgeting?
Primero, las malas noticias. Tu tendencia a hacer fidgeting depende en gran medida de tu genética (estudio, estudio), lo cual es lógico si entendemos que es un proceso en gran medida inconsciente.
Por suerte, podemos convertir en consciente parte de este movimiento, incluyéndolo en nuestro día a día. Veamos algunas ideas.
Mueve las piernas
Mientras trabajas, mueve las piernas con frecuencia. En este estudio, mover las piernas un minuto cada cuatro minutos fue suficiente para ver una mejoría clara en la función endotelial.
Existen dispositivos específicos que favorecen este movimiento, y han demostrado elevar el gasto energético (estudio). Sin embargo, es suficiente con apoyarte en el suelo.
Tensa la musculatura
Cada cierto tiempo, contrae la musculatura abdominal o de los glúteos. Además de fortalecer estos músculos quemarás algunas calorías adicionales. Puedes usar esta estrategia mientras trabajas o conduces.
Usar una silla sin respaldo aumenta el gasto energético y te obliga a cambiar de postura con más frecuencia.
Trabaja de pie (algunas horas)
Trabajar unas horas de pie eleva por sí mismo el gasto calórico, y facilita además el fidgeting. De manera inconsciente cambiamos más de postura cuando estamos de pie (más detalle).
Usa pelotas antiestrés
Las pelotas antiestrés podrían mejorar la atención (detalle, detalle) pero, sobre todo, trabajan los músculos de manos y antebrazos.
Personalmente uso estas, que tienen distintas durezas.
Además, multitud de estudios demuestran que la fuerza de agarre es un buen predictor de longevidad (detalle), y estas pelotas te ayudarán a mejorarla.
Resumen y conclusiones
Desde pequeños nos enseñan a estar quietos y en silencio.
Nuestro cuerpo, sin embargo, requiere movimiento. Incluir más fidgeting en nuestras vidas puede ayudarnos a mantener nuestro peso y a mejorar nuestra salud.
Aprovecha el poder de ser un poco inquieto.
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